Alfred Hitchcock está considerado como el padre
del suspense. El maestro de la incertidumbre. Ha influido en varias
generaciones y su trabajo sigue siendo imitado por muchos, tanto es así que se
han hecho algunos “remake” de sus películas. Director, productor y guionista.
Con fama de ser a menudo inaguantable, siempre se ha codeado con los actores y
actrices con más renombre e incluso les ha dirigido en varias ocasiones. Pero
también se podría considerar el Stan Lee de su época, pues si en las mayorías películas
de Marvel , Stan Lee tiene su momento de gloria, Hitchcock no tiene ninguna en
la que no salga su rechoncha y conocida silueta.
Alfred Hitchcock como un transeunte. Algo muy tipico y topico de sus peliculas |
Sería muy fácil hablar “Psicosis”, “Los Pájaros”, “El Hombre
que sabía demasiado”, “Vértigo”, “La Ventana Indiscreta” ¿sigo? Nunca un
director había tenido tantos títulos para considerarse su opera prima, aunque
yo me atrevería a decir “Psicosis” pero solo porque la primera asociación que
tuve de Hitchcock y el cine fue con esa película… tan joven que ni siquiera me atrevía
a verla. Pero no quiero hablar de estos títulos tan sonantes. Hoy quiero hablar
de “Yo Confieso” por qué es en la que trabaja uno de esos personajes de
Hollywood que me gustan a mí, atormentados, incomprendidos y con un talento
natural. El suicidio más lento de Hollywood llaman a la decadencia de
Montgomery Clift, quien a menudo llegaba borracho al rodaje y olvidaba sus diálogos,
por no citar, sus fiestas de desfase total.
Es un claro ejemplo de luces y sombras de Hollywood, pero es que encima,
con lo mitómana que soy yo, murió un 23
de julio, vamos un día de mi cumpleaños, solo que unos cuantos, yo diría bastantes,
años antes, pero ese anexo tan gore, ya es suficiente para sentir curiosidad
por el de Nebraska.
Padre Logan (Montgomery Clift) |
A diferencia de cualquier otra película de suspense, Hitchcock
nos hace testigos, desde el minuto uno, de un asesinato cuando Otto Keller
(O.E. Hasse) mata a un conocido abogado después de entrar en su casa para
robarle. El caso es que Otto, consumido por la culpa, va a su parroquia
habitual, donde además hace de chapuzas, para confesarle al Padre Logan
(Montgomery Clift) el asesinato.
Otto Keller (O.E. Hasse) confesandoselo a su mujer Alma (Dolly Haas) |
Otto, lo tiene claro. Él no se lo va a confesar a la policía
para dar con sus huesos en la cárcel, y espera que el Padre Logan al tratarse
de su confesor, tampoco le va a traicionar acogiéndose a que tiene cumplir el
juramento hipocrático.
Inspector Larrue (Karl Malden) solo hace su trabajo, pero esta investigando a un falso culpable |
Otto vuelve a la normalidad, de hecho, al día siguiente de
cometer el asesinato tiene que ir a casa del abogado y es él mismo quien da la
alarma a la policía alejando sobre él cualquier sospecha. El Padre Logan va a
casa del abogado muerto, allí se encuentra con una vieja amiga Ruth (Anne
Baxter) quien parece casi aliviada por la muerte del abogado. Al Inspector
Larrue (Karl Malden) le llama la atención el Padre Logan, mucho más cuando dos testigos
aseguran a ver visto a un hombre con sotana salir de la casa del abogado la
noche del asesinato.
Ruth Grandfort (Anne Baxter) hará lo posible por ayudar al amor de su vida |
Ahora todas las miradas apuntan hacia el Padre Logan. No
tiene cuartada para la noche del asesinato y como el Inspector le tiene en el
punto de mira por lo de la sotana pues sigue investigando… incluso consigue sacar
un móvil por el que el padre tendría motivos para matar al abogado. El Padre
Logan se enfrenta a ser condenado por un crimen que no ha cometido o a faltar a
su palabra como cura.
El padre Logan no puede confesar y Otto no quiere hacerlo |
Amores secretos, secretos del pasado. Todo saldrá a la luz.
Con la firma de Hitchcock y ese halo de
misterio que envuelve el blanco y negro hace de este clásico de 1953 una de las
películas más fuertes de Monty, pues el 53 fue su año tras participar en “De Aquí
a la eternidad” otra de notable nombre dentro de su filmografía que también se estrenó
en 1953. Eso sí, como casi todos las buenas participaciones de cine, la
relación entre actor y director fue un tanto tormentosa, tormento que no
influencio para nada en la calidad de la película. Aunque más tarde Hitchcock reconoció
que se arrepentía de haberla firmado además de no estar completamente contento
con la elección del actor principal, ya que no eran sus adorados Cary
Grant o James
Stewart que rechazaron el papel. Además Monty, llegaba muchas
veces ebrio al rodaje, lo que no facilitaba las cosas para caerle en gracia a
Alfred.
Tendra que declarar que es inocente sin confesar al culpable |
Monty era una cara bonita de Hollywood, pero en “Yo Confieso”,
tuvo la oportunidad de aparcar su lado de galán, de nuevo galán, pues les estaba comiendo el terreno a tipos
muchos más rudos y con más semblante como John Wayne o Clark Gable quienes eran
los que llenaban las salas con solo pronunciar sus nombres. Pero llegó Monty,
mucho antes que Brando o Dean, y con su aire romántico y melancólico, guapo y
vulnerable, se estaba convirtiendo en el novio de América, por eso fue más impactante
su elección como cura en “Yo Confieso” tiene más carga dramática que cualquiera
de sus otras interpretaciones.
Una pelicula así ahora no tendria mucha importancia hace 60 años fue todo un hit |
Habría que destacar de la cinta que para algunos países como Irlanda fue tabú,
pues no vieron con buenos ojos que un cura hubiera tenido una relación amorosa,
aunque hubiese sido mucho antes de hacer sus votos. Pero Hitchcock va más
lejos, siempre amigo de la polémica, adelantado a su tiempo y coqueteando con
la censura, se atrevió a hablar de un cura que había vivido un típico primer
amor, lo que no pudo conseguir fue que el cura tuviera un hijo, cosa que
obviamente no sale en el film. Ahora resultaría normal, casi gracioso pero hace
60 años, la Iglesia era intocable en muchos temas y hacer esta película fue un auténtico
atrevimiento.
By Eva.
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